Esta primavera tan rara que nos ha tocado en suertes ha trastocado muchos aspectos de nuestras vidas; también la celebración del II Encuentro de Pueblos EnergÉticos que íbamos a celebrar a lo largo de todo un fin de semana para encontrarnos, debatir sobre la incidencia del modelo energético en nuestros pueblos, disfrutar de la cocina solar, bailar… Pero no pudo ser.
Teníamos este evento previsto desde hacía meses, y teníamos también muchísima necesidad de analizar en común cómo el actual modelo energético está impactando sobre el medio rural. Por eso decidimos sustituir ese encuentro por uno virtual como parece que manda la actualidad: el pasado jueves 4, Energética se estrenó en eso de los seminarios retransmitidos en directo y tuvimos un fantástico encuentro para seguir debatiendo estos asuntos en nuestra cooperativa.
Para aportar una mirada diversa a los distintos flecos desde los que se puede mirar la llegada de las energías renovables al medio rural, contamos con cuatro personas que nos regalaron sus reflexiones y experiencias: Felipe Yuste, de Ecologistas en Acción de Salamanca; Virginia Hernández, alcaldesa de San Pelayo (Valladolid); Diego Martín, de la Junta Vecinal de Agés (Burgos) y Álvaro Campos-Celador de la Universidad del País Vasco.
El encuentro duró poquito más de una hora que se nos hizo verdaderamente corta y en este enlace puedes acceder a su grabación. Observamos cómo son dos modelos, casi antagónicos, los que explican el actual despliegue de las renovables en el medio rural: por un lado, macroproyectos energéticos inmensos, promovidos por grandes consorcios y fondos de inversión intensivas en capital y extensivas en la ocupación del suelo, que acceden al territorio con el ánimo de extraer de él sus recursos para generar rentas en las ciudades. Por otro lado, proyectos discretos de comunidades energéticas locales que se adaptan a las necesidades locales para generar solo la energía que precisan y preocupados por la reducción del consumo.
A lo largo de esos sesenta minutos anotamos los efectos tan distintos de estos dos modelos sobre los pueblos y las personas, así como el origen de esta situación. Pero también nos dio tiempo a apuntar alguna de las líneas para avanzar en una transición energética que ponga a las personas del medio rural en el centro. Durante la sesión fuimos anotando, a modo de relatoría, las principales ideas lanzadas que recogimos en este documento.
Fue una sesión interesantísima que nos dejó una sensación doble. Por un lado, la pena de no haber disfrutado del encuentro real de las personas que formamos parte de este proyecto cooperativo como tanto nos gusta hacer. Pero por otro, la satisfacción de haber promovido un debate necesario e interesantísimo, a través de una herramienta de comunicación que seguramente podamos seguir aprovechando más de aquí al futuro.