Hace unos meses dimos a conocer en este mismo blog el arranque del proyecto Muse Grids, una iniciativa de investigación e innovación en el que está involucrada Energética junto con otras 17 universidades, centros de investigación y entidades de 7 países europeos.

Se trata de un proyecto que busca indagar sobre cómo las renovables, las tecnologías de almacenamiento y la gestión activa de la demanda pueden ayudar a las áreas con conexiones débiles a la red eléctrica de transporte y mejorar la electrificación de los usos energéticos a largo plazo como estrategia de lucha frente al cambio climático.

El proyecto comenzó en noviembre de 2018 y se extenderá a lo largo de los próximos cuatro años. Nuestro papel es doble en esta iniciativa de innovación: por un lado, simular el comportamiento de las tecnologías de integración que se van a implementar en Osimo (Italia) y Oud-Heverlee (Bélgica) en dos zonas de Castilla y León. Por otro, y por aquí hemos comenzado, ayudar en la incorporación de la dimensión social a la aceptación de las innovaciones tecnológicas por parte de los usuarios de esas dos ciudades europeas.

No es tontería, claro, preocuparse por estas cuestiones sociales al hablar de tecnologías, porque hay un montón de literatura científica que constata claramente que más importante que la cuestión de la ingeniería, los cables y algoritmos, lo que asegura que una innovación sea exitosa es que sea socialmente aceptada. Por eso, dentro de MUSE-GRID hay una particular preocupación por lograr la implicación de los usuarios de las tecnologías que se van a testar en Osimo y en Oud-Heverlee. El primer documento que hemos entregado en este proyecto ha sido precisamente en este ámbito: cómo facilitar la implicación de las personas en la incorporación de las nuevas tecnologías que se van a implementar en sus ciudades.

Es verdad que desde Valladolid poco podemos sugerir sobre cómo convencer a italianos o belgas porque mucha idea no tenemos sobre el contexto social y cultural en el que se desenvuelven. Pero algo podemos aportar, y ese es nuestro papel en este consorcio de entidades muy diversas, en la participación social para la transformación del modelo energético porque ese es justamente nuestro origen. Y alrededor de este asunto hemos centrado nuestra aportación en el primer documento “entregable” de este proyecto. En la fase actual de revisión del estado de la cuestión de los Sistemas de Gestión de la Demanda en Europa, hemos revisado la literatura científica en el ámbito de las ciencias sociales, hemos definido el marco teórico en el que apoyar las intervenciones sociales que se lleven a cabo y hemos planteado una serie de sugerencias metodológicas para orientar a los equipos locales de Osimo y Oud-Heverlee sobre cómo elaborar los mensajes y cómo orientar el trabajo con la gente, que estamos convencidos será más fructífero cuanto mayor sea el protagonismo de las personas. Tenemos cuatro años por delante para testarlo.

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